mayo 20, 2022
¡Seguimos con las exclusivas! El productor Giancarlo Nasi, con dos producciones en selección del Festival de Cannes -una de estas nada menos que en coproducción con Ucrania- nos cuenta los detalles de sus películas.
Cannes no es algo extraño para Giancarlo Nasi. Luego de haber ganado la Cámara de Oro con La Tierra y la Sombra, de haber asistido a 10 ediciones del festival y de haber trabajado con más de 17 países en más de 15 películas desde Quijote Films, este año regresa y por partida doble: Pamfir en la Quincena de Realizadores y Las criaturas que se derriten bajo el sol en La Semana de la Crítica.
Pamfir es el primer largometraje del director ucraniano Dmytro Sukholytkyy-Sobchuk, una coproducción Ucrania, Francia, Chile y Polonia. Y junto a esta, además estrena mundialmente el cortometraje Las criaturas que se derriten bajo el sol, seleccionado en La Semaine de la Critique y dirigido por Diego Céspedes (El verano del león eléctrico, Primer Premio en la Cinéfondation de Cannes 2019), quien desarrolla su primer largometraje, La misteriosa mirada del flamenco, en la Residencia de la Cinéfondation
Como si esto fuera poco, además participa en el Marché du Film como uno de los 6 delegados CAIA que asistirán con el respaldo del Ministerio De las Culturas las Artes y el Patrimonio. Al mercado presenta justamente el primer largometraje de Diego, un film LGBTQ+ que retrata la crisis del VIH/SIDA en los años 80 en un pueblo minero del norte de Chile. Ganador del Premio Irusoin a la Postproducción de la Industria de San Sebastián 2020, estará en búsqueda de financiamiento para terminar su desarrollo.
Para nosotros es un gran orgullo volver con estas películas a Cannes. Le agradecemos a ambos directores y a todos los socios que nos permitieron ser parte de estas obras.
Nuestro objetivo es que en el cine no existan fronteras, y mientras seamos capaces de aportar con un granito de arena a levantar voces emergentes alrededor de todo el mundo, lo vamos a hacer.
Nuestros increíbles socios polacos (Mandants) nos invitaron a participar del proyecto luego de nuestra gran experiencia produciendo juntos la última película de Fernando Guzzoni.
Me dijeron “tenemos esta película y queremos postular a varios fondos”. Me pareció una historia genial, y aunque nuestra participación fue minoritaria, me puse al servicio de los productores ucranianos, al igual que todos los países involucrados. Nuestro propósito era crear una película que fuese fiel a su historia y su realizador, apoyando desde lo que cada uno pudiese ofrecer.
Admiro la resiliencia de este equipo que ha sacado adelante la película pese a la incertidumbre y al panorama de que su mundo se derrumbó. Pamfir es una hermosa película por sí misma, que merece ser vista como una obra de arte.
Todos tenemos mucha información del conflicto armado y de cuánto están sufriendo en Ucrania, pero es importante diversificar la visión que tenemos del país y su cultura y también destacar a todos los artistas que están detrás de la película. Ojalá el público en Cannes pueda reconocer su valor, y el trabajo de todo el equipo que estuvo involucrado. Para mí es una película increíble, y espero que la mayoría pueda sentir lo mismo.