Cinema Chile

La animación chilena cautiva al mundo entero: Aquí 5 hitos que marcan su historia

marzo 25, 2022

Luego de un exitoso recorrido por festivales y varios premios en el camino -incluyendo el galardón a Mejor Cortometraje en los Premios Annie, considerado uno de los certámenes más importantes del género-, Bestia se transforma en la quinta cinta en la historia de Chile en lograr la proeza de formar parte de los nominados a los Premios de la Academia.

De esta manera, el cortometraje dirigido por Hugo Covarrubias, está muy cerca de convertirse en el tercer filme y en la segunda animación chilena en ganar un Premio Óscar, tras el éxito de Historia de un Oso (2016). 

Sabemos que este viaje no ha sido fácil y el trabajo que han realizado los creadores de las cintas animadas en Chile es monumental. Por esto, quisimos aprovechar el recorrido de Bestia para visitar nuestra historia cinematográfica, revisando desde dónde venimos para valorar el lugar al que hemos llegado. Les presentamos los 5 steps –o 5 grandes hitos-  en la historia de la animación chilena.

 

 

Primeras experiencias animadas

El año pasado, la primera animación chilena cumplió 100 años de su estreno. El 25 de julio de 1921 se estrenó La transmisión del mando presidencial (Alfredo Serey y Nicolás Martínez Esquerro), que muestra la llegada al poder de Arturo Alessandri Palma. Tristemente, hoy solo se conservan 4 de los 23.400 dibujos que dieron vida a la obra.

Tres años más tarde, se estrenó Vida y milagros de Don Fausto (1924, Carlos Borcosque y Carlos Escudero), inspirado en el autor de historietas estadounidense, George Macmanus. 

La historia se reanuda más de dos décadas después con 15 mil dibujos (1942, Carlos Trupp y Jaime Escudero), un filme inspirado por la Factoría Disney y que se transforma en un referente para la creación de la icónica tira cómica Condorito

En la década de los ‘60, surge una generación de animadores que trabaja para la incipiente televisión. Entre estos, destaca Eduardo Ojeda, quien realiza el extraordinario documental animado Pintores Chilenos (1975).

 

Los maestros de una generación futura

El final de la década de los ‘80 y el inicio de los ‘90 lleva la marca del trabajo de dos talentosos directores, Vivienne Barry y Tomás Welss, que se transformaron en referentes y maestros de la prometedora generación de animadores que surge durante el nuevo milenio.

Vivienne Barry es, sin duda, una pionera de la animación chilena. Durante los 70’ se radicó en Alemania y estudió en el famoso Trickfilm Studio, donde realizó sus primeros cortometrajes en la técnica de stop-motion. Al volver a Chile, era la única que conocía la técnica. Entre sus obras destacan Tata Colores (1991), La salsa (1999) y Ene tene tú (2006) y el largometraje Atrapados en Japón (Visions du Réel, 2015).  

Tomás Welss, también formado en Alemania, es un referente de la animación experimental a nivel mundial. Sus trabajos, realizados a partir de dibujos y pinturas surrealistas, han sido exhibidos en Toulouse, Monterrey, Guadalajara, Biarritz, Los Ángeles, entre muchos otros. Su expansiva filmografía incluye los cortometrajes El Paraguas (1986), Noche (1997), Pasta (2006) y Magic Dream (2018). 

En 2004, recibió el premio: Ciudad de Huesca, del Festival de cine de Huesca, junto a la publicación de un libro antológico: Tomas Welss, un artista provocador.

 

El cambio de milenio inaugura una nueva era 

El cambio de milenio en la animación chilena está marcado por el estreno de Ogú y Mampato en Rapa Nui (Alejandro Rojas, 2002), el primer largometraje animado del que  se tiene registro en la  historia del cine nacional. La cinta, que hoy es un clásico, fue la película chilena más vista del año.

Las nuevas tecnologías digitales de la época dieron impulso a una ola de obras que innovaron con diversas técnicas y temáticas. Muchas de estas encontraron espacios de exhibición en la televisión. 

Villa Dulce (2004) y Clarita (2004) fueron las primeras series animadas hechas en Chile y motivaron la producción de dos series inolvidables. Se trata de Diego y Glot (2005), que mezcló animación tradicional con personajes de la cultura pop nacional, y Pulentos (2005), animación en 3D que sigue a una pandilla de jóvenes aficionados al hip-hop. 

Estas series, para público infantil y en televisión abierta, dieron paso a nuevos hits como Zumbástico Fantástico (2011, en TVN, Cartoon Network y TV Educa Chile), Puerto Papel (2015, en Discovery Kids para latinoamérica y países como Inglaterra y Turquía), Petit (2018, nominada los Emy Awards 2021) Guitarra y Tambor (2019, en Disney Junior latinoamérica) y  Zander (2020, NTV).

Ogú y Mampato en Rapa Nui

 

¡Un Óscar para Chile!

El 2016 es un punto de inflexión en la historia del cine chileno. Historia de un oso marcó un hito inédito al ser la primera producción chilena y la primera animación latinoamericana en ganar un Premio Óscar

El corto, con una calidad técnica y artística que sorprendió audiencias a nivel mundial, está inspirado en la historia del abuelo de Gabriel Osorio -director del cortometraje-, que fue exiliado por la dictadura de Pinochet. Así, el corto es una metáfora de lo que vivieron presos políticos y desaparecidos durante esa época.

“Estamos felices de estar acá representando a toda nuestra región y felices de estar contando nuestra historia», dijo Osorio en la conferencia de prensa tras recibir la estatuilla. 

Y es que su triunfo, evidencia el gran esfuerzo y crecimiento que la industria ha tenido en el país los últimos años. Por un lado, universidades nacionales comienzan a impartir la carrera de Animación Digital. Por otro, el 2010 se constituye la Asociación Chilena de Animación (ANIMACHI). También, se crea la fundación Chilemonos, la cual organiza varias iniciativas para el fomento del sector.

Gabriel Osorio (director) y Pato Escala (productor) de «Historia de un oso»

Bestia  y un futuro innovador

El camino al Oscar para Bestia, ha vuelto a hacer historia para la animación nacional, y este 27 de marzo, el corto tiene la posibilidad de convertirse en la segunda animación chilena en obtener un Óscar.

Además de este gran hito, el 2021 nos dejó claro que estamos frente a una nueva generación de animadores chilenos. Autores que exploran nuevos formatos, que mezclan técnicas análogas y digitales, que combinan géneros como el documental y la ficción, lo infantil con el terror, lo real y lo surreal.

Esta nueva generación se compone por la casa productora Diluvio, conformada por los directores Cristóbal León, Joaquín Cociña y Niles Atallah (Luís y Lucía, Rey, La casa lobo y Los huesos), las realizadoras Fernanda Frick (Here’s the Plan) y Camila Donoso (Deshabitada), y los realizadores Germán Acuña (Nahuel y el libro mágico), Samuel Restucci y Emilio Romero (La copia feliz del Edén),  son algunos de los talentos que han brillado este último tiempo.

Las cintas animadas producidas en Chile no han dejado de innovar en sus recursos estéticos y narrativos, atreviéndose a explorar el hibridaje de géneros y formatos, dando lugar a historias originales con puntos de vista caracterizados por su mirada crítica y reflexiva. Sin duda, estamos frente a creadores y creadoras talentosos, que nos dejan con las  ansias de saber cuáles serán las próximas obras.

 

Bestia